Resume este texto, aplicando las técnicas que hemos leído.
Generalmente las ciudades tienen problemas
para reducir las cantidades de basuras que
generan cada día sus habitantes.
Por un lado, pueden ir acumulando
todas las basuras en ciertos lugares, que reciben el nombre de basureros. Pero
estos basureros llegan, tras un periodo de actividad, a estar llenos
totalmente, por lo que hay que cubrirlos y buscar otro lugar como futuro
basurero.
Por otro lado, pueden quemarse las
basuras, como se hace en muchas ciudades, pero los gases que se desprenden
durante la incineración pueden contaminar la atmósfera, por lo que el remedio
suele ser peor que la enfermedad.
En otras ciudades están intentando
reciclar las basuras, es decir, transformarlas para después volver a usar sus
productos. Por ejemplo, las basuras orgánicas (como los restos de las comidas y
los desperdicios alimentarios) pueden transformarse en abonos para la
agricultura. Pero entre las basuras también hay otros productos como papeles,
cartones, etc., que se transforman en materias primas para volver a fabricar
papel (el llamado papel reciclado). Sin embargo, para conseguir estos objetivos
es preciso establecer un sistema que permita al ciudadano separar sus basuras:
las que son reciclables, como las citadas antes, y las que no lo son, como los
plásticos.
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